Este viernes hay celebración en Montecristi
Montecristi entró en la etapa de celebración por el trabajo cumplido; mientras el 99 por ciento de los ecuatorianos no tiene idea de lo que allí se resolvió.
La celebración es la tónica de la clausura prevista para hoy, viernes 18 de julio, en Montecristi.
En el lugar se redactaron, en menos de un mes, más de 500 artículos que serán el contenido de la nueva Constitución.
Los datos de las encuestas revelaron ayer que 99 de cada 100 ecuatorianos no tiene idea del contenido de lo resuelto por los 130 asambleistas en Ciudad Alfaro.
Todo se aprobó con la prisa que exigía el plazo establecido al 25 de julio para finalizar un trabajo que inició hace seis meses y que solo en la recta final, las últimas cuatro semanas en realidad se aprobaron los contenidos. Y, tan solo en los dos últimos días se abordaron los temas más sensibles y que habían desatado polémica al interior de la Asamblea, entre el bloque oficial y la oposición, y dentro del mismo bloque de Acuerdo País; para mencionar dos: el aborto y la posibilidad de uniones de personas del mismo sexo.
Claro, también, quedó para el final y pasó la conformación de la Asamblea Constitucional, una suerte de tribunal suprajudicial, de cuarta instancia y con atribuciones de revisión de sentencias emitidas por la Corte Suprema de Justicia.
También, no podía faltar el mandato que le permita a la Asamblea prorrogar sus funciones hasta que el 28 de septiembre el pueblo se pronuncie en las urnas por la aprobación o no del cuerpo de leyes supremas y sea electo un nuevo Congreso. Un Congresillo se instalará en Quito, cada vez que el presidente Rafael Correa lo estime necesario. Pues, los mandatos en la Asamblea no han sido otra cosa que una estrategia para darle la legitimidad que el gobierno ha requerido para actuaciones que han despertado polémica y dudas sobre la existencia de un soporte doctrinario en derecho.
Y son precisamente los principios del derecho los que han quedado en duda una vez concluido el trabajo de una Asamblea con Plenos Poderes que se atribuyó incluso el de gobernar, legistar, juzgar y sancionar. La justificación para el procedimiento, que en otras circunstancias sería considerado un tamaño despropósito, fue precisamente la atribución que los miembros de la Asamblea, manifestaron haber recibido del “soberano”, del pueblo que, sin otra elección, se volcó a las urnas para elegirlos como sus representantes. Aquel mismo pueblo que consultado ayer, por las encuestadoras, respondió no conocer absolutamente nada de lo que sus representados resolvieron en Montecristi.
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