Prometeo deportado el desencanto de un país
Prometeo deportado, la película de Fernando Mieles, vuelve a indagar en un tema recurrente en la literatura y el cine: la inexorable existencia de los seres humanos atrapados en el desencanto de su propia existencia.
Ya en 1946, George Orwel, en La rebelión de la graja, puso en evidencia los límites a los que puede llegar el abuso del poder, la intolerancia y el miedo en sucesivos episodios de sometimiento y revoluciones. El libro que es una alegoría de las revoluciones fue adaptada al cine por Joy Batchelor y John Halas en 1954.
Otra referencia al comportamiento humano desbordado a la deshumanización y el absurdo es la novela de José Saramago, Ensayo sobre la ceguera, en ella también se alegoriza sobre un mundo de seres atrapados en la incertidumbre y la pérdida de esperanza. Llevada al cine por el brasileño Fernando Meirelles, Ensayo sobre la ceguera mostró un escenario desolador en el que las necesidades de sobrevivencia ponían a los seres humanos a competir por alimentos y el control de los pequeños espacios de poder que ofrecía el encierro y la uniformidad de la ceguera y el terror.
Fernando Mieles, en Prometeo deportado, toma como pretexto la migración para volver uniforme a un grupo de seres humanos atrapados en una sala de embarque de un aeropuerto internacional que tienen en común su procedencia. Ser ecuatorianos constituye, entonces, su desesperanza y la posibilidad de retorno su miedo permanente y recurrente. Una película cuya verosimilitud y el lenguaje vulgar, a veces obsceno se compara con los shows televisivos, el teatro callejero y los programas de entretenimiento. Maneja los mismos símbolos cargados de estereotipos que, supuestamente, identifican a determinados sectores de la población, urbano marginales y rurales; así como de la mujer y los indios. Eso, claro, entretiene a auditorios acostumbrados a reír a carcajadas con bromas sexistas, racista, xenófobas y hasta violentas frente a la peor programación de televisión.
Si hay un mérito es el atreverse al relato cinematográfico con escenas y secuencias discontinuas. Eso consigue, Mieles, al poner en escena a actores importados del teatro quienes están familiarizados con largas líneas de actuación y narración; sin embargo hay pasajes de la historia que se vuelven reiterativos y hasta tediosos y previsibles. En el empeño del manejo actoral teatralizado ocurre que se pierde continuidad en varios pasajes y quedan personajes y protagonistas sueltos.
La historia de Mieles si tiene un final y lo consigue con gracia y magia; un final feliz, también propio de culebrón televisivo, en el que la trama de la migración desaparece y emerge la del sinsentido.
FILME CUENCANO “LOS POCO AFORTUNADOS”
GANA DOS PREMIOS EN FESTIVAL INUSUAL DE CINE DE BUENOS AIRES
Mejor Dirección (Enrique Stavron-Argentina, Eduardo Montaleza-Ecuador) y Mejor Edición (Eduardo Montaleza-Ecuador) fueron los premios a los que se hizo acreedora la película producida por Zaga Visual (Cuenca) “Los Poco Afortunados” y que participó en la Competencia Oficial del IV Festival de Cine Inusual de Buenos Aires, Argentina.
El Festival de Cine Inusual de Buenos Aires se llevó a cabo entre el 22 y el 29 de mayo de 2008 y reunió en una competencia oficial y en varias secciones paralelas a películas locales y extranjeras signadas por lo extraño y lo arriesgado.
Básicamente se trata de películas que difícilmente van a ser exhibidas en las salas comerciales, pero que poseen gran creatividad y gran libertad, quizás justamente porque no responden a un modo de producción grande o masivo, manifestó Fabián Sancho, uno de los programadores del IV Festival de Cine Inusual de Buenos Aires.
Según una nota publicada en Diario El Clarín, "son películas que se permiten ciertas cosas desde la elección del tema y estética, son mucho más jugadas, tanto en sus formas como en sus contenidos. Muchas de ellas adscriben al género de terror, otras al género fantástico y otras al drama". "La tónica del Festival es lo extraño. En el caso de estas películas lo básico es lo raro e inusual, la búsqueda es por una forma estética y ciertos contenidos temáticos que van mucho más allá de lo habitual", agregó el programador y productor.
La muestra, producida por Silvia Romero y el propio Sancho, tuvo lugar en el Complejo Tita Merello y en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (Enerc).
En la Competencia oficial participaron 5 centavos, la suerte del Negro, de Carlos Fascetto; Caro verde y Requiem primate, ambas de Ernesto Aguilar; El propietario, de Javier Diment y Luis Ziembrowski; La razón de mi vida, de Gustavo Charif; Los poco afortunados, de Enrique Stavron y Eduardo Montaleza: y Un cazador de zombis, de Germán Magariños.
Fuente: Zaga Visual, Cuenca